Todos tenemos miedo a algo: Una situación, un insecto, animal, objeto… Algo que provoca que el corazón te lata demasiado rápido, que te dificulta la respiración y que paraliza todo tu cuerpo.
El miedo es una de las experiencias más comunes que sentimos en el día a día. Y las reacciones son de lo más variado: Hay personas que viven atemorizadas por una fobia que les impide llevar una vida normal y otras disfrutan buscando la adrenalina y los sustos en películas de terror y casas encantadas.
Porque todos, en menor o mayor grado, sentimos miedo e incluso pánico ante algo. Entonces…
¿QUÉ ES EL MIEDO?
El miedo es un mecanismo evolutivo para garantizar tu supervivencia: es una respuesta muy rápida y eficaz para enfrentarte a cualquier amenaza.
Cuando tu cerebro identifica un peligro reacciona generando la emoción del miedo a través de varios sistemas que bloquean tu capacidad de pensar detenidamente, impulsándote a huir o defenderte.
¿Qué ocurre en tu cerebro cuando tienes miedo?
El miedo es una emoción primaria que se desencadena en tu cerebro cuando percibes una amenaza. Estas son las tres fases que desencadenan el miedo:
- Aparece un estímulo que inmediatamente es interpretado por la amígdala cerebral como una amenaza. Saltándose los proceso de razonamiento superior de lóbulo frontal, activa la secreción de adrenalina y cortisol, entre otros neurotransmisores y hormonas.
Aquí podemos ver dónde se sitúa la amígdala.
- Estos dos potentes neurotransmisores tienen los siguientes fectos en tu cuerpo:
– Se aceleran los latidos de tu corazón y la frecuencia respiratoria. Porque así acude más sangre y oxígenos tus músculos, preparándote para huir o defenderte.
– Aumenta la presión sanguínea y el azúcar en sangre, para que dispongas de más energía y fuerza.
– Se dilatan tus pupilas, para que veas mejor.
– Se inhibe el sistema digestivo para ralentizar o detener la digestión o, lo que es lo mismo, se suspenden los sistemas corporales no esenciales para ahorrar energía, incluyendo la capacidad para pensar racionalmente. - Todas estas reacciones consiguen que todo tu organismo esté preparado para reaccionar ante posibles ataques o huir de cualquier amenaza. Es como si pasaras del modo racional y libre, en el que piensas las cosas con tranquilidad y tienes poder de decisión, al modo de reflejos automáticos.
Como te puedes imaginar, se trata de una ventaja evolutiva increíble: Nuestros antepasados no habrían podido sobrevivir mucho tiempo sin este mecanismo, ya que las amenazas, tales como grandes y rápidos animales, requerían de una respuesta igualmente rápida.
¿POR QUÉ TENEMOS MIEDO?
1. POR INSTINTO
Como acabamos de ver, nuestro organismo es el resultado de milenios de evolución y el miedo es uno de los sistemas más eficaces para mantenernos vivos ante las amenazas.
Una de las pruebas más recientes de que el miedo tiene ese origen evolutivo, es un estudio de 2017 con bebés de 6 meses1. Obviamente en tan poco tiempo no han podido aprender aún que algunas especies de serpientes o arañas son peligrosas por sus venenos.
El experimento era muy sencillo: Enseñaron a los bebés fotos muy parecidas en tamaño y colorido, para descartar que sus reacciones fueran debidas a estos factores:
- Unas fotografías mostraban flores o peces.
- Otras tenían había arañas o serpientes.
Sorprendentemente sus pupilas se dilataban muchísimo más con estas últimas, es decir, una clara muestra de la activación del sistema cerebral del miedo.
Lo increíble es que estos resultados se daban también en poblaciones, como la alemana, que era muy difícil que alguna vez se hubieran topado con especies venenosas de arañas o serpientes. Su conclusión es que el miedo a las arañas y las serpientes es un claro ejemplo del origen evolutivo del miedo: un mecanismo cerebral que nos permite identificarlas rápidamente como potenciales peligros e iniciar una conducta que las evite.
2. POR IMITACIÓN
Además de los miedos instintivos, muchos de nuestros miedos son aprendidos.
En primer lugar, por imitación de otras personas que reaccionan con visible pánico ante situaciones, personas, objetos u animales que identifican como peligrosos. Por ejemplo, si de pequeños vemos a nuestros padres reaccionar con miedo ante los perros es bastante probable que interioricemos ese miedo.
Piensa en los miedos que tienen tus padres… ¿Te han transmitido alguno de ellos?
Un caso extremo de este miedo por imitación serían los casos de histeria colectiva: en medio de una multitud, una persona se pone a gritar aterida de miedo. Sin saber qué está pasando, otras personas se asustan y empiezan también a correr y gritar. Aunque estuvieras tranquilo y no vieras ningún peligro, lo más probable es que también te vieras arrastrado por el pánico generalizado. Lo cual nos lleva de nuevo al origen evolutivo: los animales “miedosos” cuyos genes reaccionaran de esta manera exagerada, tenían más probabilidades de ponerse a salvo, aumentando así la posibilidad de reproducir sus genes.
3. POR ASOCIACIÓN
A veces nuestro cerebro relaciona elementos dispares de una situación peligrosa. Y eso hace que acabemos reaccionando con miedo incluso cuando alguno de esos elementos se presenta de manera aislada.
Imagina que cuando eras pequeño, estabas jugando tranquilamente en un parque infantil y de la nada apareció el perro de tu vecino y te mordió. A partir de ese momento, por supuesto tendrías miedo cada vez que vieras a ese perro y, por asociación directa, seguramente cada vez que vieras a un perro parecido. Pero si además pasaste muchísimo miedo mientras te mordía, tardaron en rescatarte y ponerte a salvo… Es muy probable que empezaras a tener miedo a los perros en general, por asociación directa. E incluso, por asociación indirecta, tu cerebro podría relacionar que también son peligrosos los animales con pelo, o los parques infantiles al catalogarlos como entorno no seguro. Este es el origen de muchas fobias.
4. POR EVITACIÓN
También podemos aprender a tener miedo de una situación que no queremos enfrentar. Tal vez no te diera miedo, pero hablar delante de tus compañeros de clase no era una experiencia que te apeteciera mucho. Así que, siempre que podías, evitabas exponerte a esa situación. Lo has hecho tan pocas veces en tu vida, que ahora te da verdadero pánico hablar en público.
Evitar esa situación, hace que nos vaya dando cada vez más miedo, porque empezamos a fantasear sobre las cosas terribles que podrían pasarnos. En el ejemplo anterior, sería que pensamos que podemos equivocarnos, que el público se reirá de nosotros, que haremos el ridículo, etc. Y todo ese tipo de pensamientos acaba generando un miedo cada vez mayor.
¿QUÉ SON LAS FOBIAS?
Las fobias son un tipo de manifestación desproporcionada y completamente irracional del miedo. Por definición, todo miedo es irracional, porque está provocado por el sistema nervioso autónomo o neurovegetativo, independiente de los procesos de pensamiento racional. Sin embargo, una fobia es especialmente irracional y desproporcionada porque se experimenta ante una situación, objeto o animal que no es realmente peligroso.
Hay fobias muy comunes que tienen en su origen un peligro real: fobia a las serpientes, a los perros, a las alturas… Sin embargo, decimos que su manifestación es irracional y desproporcionada porque se produce incluso en situaciones que no son realmente peligrosas: como ver a una serpiente tras un grueso cristal, acariciar al tranquilo perro de tu amiga o acercarse, en un piso 70, a una ventana cerrada para admirar las vistas.
También hay una lista enorme de fobias a cuestiones que en absoluto son peligrosas. Son de muy diverso tipo y aquí te dejo varios ejemplos:
- agorafobia (miedo a los espacios abiertos),
- cataptrofobia (miedo verse reflejado en un espejo)
- balenofobia (miedo a las agujas)
- o incluso triscaidecafobia (miedo al número 13)
¿CÓMO SE CREA UNA FOBIA?
Cuando hemos vivido algo que nos ha asustado mucho, se queda activada una ruta en el cerebro que conecta con la amígdala y que activa las respuestas del miedo en cuanto aparece el mismo estímulo o uno similar. Lo más probable es que la reacción se vaya potenciando con el tiempo y sea cada vez más exagerada.
La “lógica evolutiva” detrás de esto es conseguir una respuesta más rápida y eficaz ante una amenaza que se presenta a menudo. Puesto que no vivimos en un medio puramente natural, tanto la amenaza como las asociaciones que crean la fobia, no constituyen peligros reales y resultan molestas para quienes las padecen.
Por ejemplo, la bogifobia (miedo a lo sobrenatural, fantasmas, monstruos, etc.) es completamente irracional ya que incluso quien la sufre sabe que tales cosas no existen. Esa persona ha aprendido a tener miedo a los sobrenatural por diferentes causas: amenazas de los padres con el hombre del saco, películas de terror vistas de muy pequeños (cuando aún no podíamos diferenciar claramente la realidad de la ficción), etc. Alguna de esas experiencias se fue intensificando con el paso de los años hasta generar la fobia en la actualidad.
¿Por qué gustan tanto las películas de miedo?
Si el miedo es una ventaja evolutiva ante una amenaza y, por tanto, está asociado al dolor, la ansiedad y el estrés. ¿Por qué a mucha gente le encantan las películas de miedo y los túneles del terror en parques de atracciones? ¿Es que son adictos al estrés y la adrenalina? O ¿simplemente masoquistas?
Por supuesto que no, o no al menos por ese motivo. Hay varias teorías que explican el gusto por el terror. Analicemos en primer lugar a qué miedos nos exponen estas películas y atracciones:
- Por un lado, enormes animales con garras, colmillos, veneno… Dicho de otra manera, animales que nos pueden causar un daño enorme o incluso matar. Así que temer a estos monstruos es un rastro del miedo atávico de nuestros antepasados, que les ayudó a sobrevivir en un entorno lleno de animales similares.
- Por otro lado, los fantasmas y otros seres sobrenaturales que surgen en la oscuridad son también un miedo ancestral que representa una ventaja evolutiva: nos anima a evitar la oscuridad o a estar muy alerta cuando no podemos ver lo que tenemos alrededor.
TEORÍAS QUE EXPLICAN LA AFICIÓN A LAS PELÍCULAS DE TERROR
Hay tres teorías que explican por qué a tanta gente le gusta el género de terror:
1. Otra ventaja evolutiva: EXPLORACIÓN Y PROSPERIDAD
Enfrentarse al riesgo y disfrutarlo permite a un animal nuevas posibilidades que no encontraría si no saliera de su zona de confort. Esto siginfica que las especies que hayan tenido este gusto por el riesgo han podido prosperar más, al verse impulsadas a explorar nuevos territorios y encontrar nuevas fuentes de agua, alimento o materias primas…
2. SIMULACRO Y PREPARACIÓN
Cualquier película nos hace imaginar situaciones que no solemos encontrar en nuestra vida. Son como una exposición a experiencias que vivimos directamente, así que podemos estar seguros pese a exponernos a ellas.
En el caso de las películas de miedo, cuando imaginamos que estamos viviendo lo mismo que los progatonista: ensayamos mentalmente situaciones de peligro y así nos sentimos más seguros, porque:
- Sabemos que “es una fantasía”: no nos puede pasar nada malo en la realidad. Sabemos que son actores fingiendo (¡incluso los de un tunel del terror!). Y esto nos da una sensación de libertad a la hora de dejarnos llevar por la experiencia y disfrutar de ella: es un simulacro de un entorno peligroso que nos da un subidón de adrenalina aún sabiendo que, en el fondo, estamos a salvo.
- En segundo lugar, nos da la posibilidad, desde ese entorno seguro, de pensar en qué haríamos nosotros si nos encontrásemos en esa situación. No nos exponemos al peligro real, lo experimentamos “virtualmente”, lo que nos permite pensar y calcular soluciones “por si acaso” nos pasase algún día.
3. NO ES el mismo tipo de miedo
Porque no es el mismo tipo de miedo al de una amenaza real. En el año 2010, tras realizar varias resonancias a diferentes personas que estaban viendo películas de terror2, comprobaron que no se activan las mismas partes del cerebro que durante el miedo ante una amenaza real:
En lugar de la amígdala, se activan diferentes regiones del córtex cerebral que tienen que ver con el procesamiento consciente de información para resolver problemas. Lo cual no tiene mucho que ver con las rápidas reacciones de ataque o huida que impulsa el miedo.
Lo que sí es igual son las sustancias químicas que segrega nuestro cuerpo, lo que hace que la sensación sea muy similar. Por tanto, esas sustancias que en una situación de peligro real nos ayudarían a enfrentarnos a la amenaza, en una situación de peligro simulado como una película de terror, nos dan un subidón de energía. Y eso nos permite disfrutarlas sabiendo que no son amenazas reales.
Y TÚ, ¿A QUÉ LE TIENES MIEDO?
Si quieres aprender un poquito más sobre el miedo y sobre tu cerebro te invito a ampliar todo esto en este vídeo:
BIBLIOGRAFÍA
- Hoehl, S., Hellmer, K., Johansson, M., & Gredebäck, G. (2017): “Itsy bitsy spider…: Infants react with increased arousal to spiders and snakes” en Frontiers in Psychology.
(http://pubman.mpdl.mpg.de/pubman/faces/viewItemFullPage.jsp?itemId=escidoc:2481375) - Straube, T., Preissler, S., Lipka, J., Hewig, J, Mentzel, H-J y Miltner W (2010): “Neural representation of anxiety and personality during exposure to anxiety-provoking and neutral scenes from scary movies” en Human Brain Mapping Volume 31, Issue 1 January 2010 (pp. 36–47).
(http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/hbm.20843/abstract).
Créditos imágenes
Gif de la amígadala bajo licencia Creative Commons 2.1. Autor: Life Science Databases(LSDB). Fuente: https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.1/jp/deed.en
- Hoehl, S., Hellmer, K., Johansson, M., & Gredebäck, G. (2017): “Itsy bitsy spider…: Infants react with increased arousal to spiders and snakes” en Frontiers in Psychology.
- Straube, T., Preissler, S., Lipka, J., Hewig, J, Mentzel, H-J y Miltner W (2010): “Neural representation of anxiety and personality during exposure to anxiety-provoking and neutral scenes from scary movies” en Human Brain Mapping Volume 31, Issue 1 January 2010 (pp. 36–47)
Es cierto, muchas gracias Juan!
Wolfgang
Gracias a ti por tu comentario Wolfgang