La mayor dificultad para incorporar un nuevo hábito es que tienes que luchar con tus antiguos hábitos negativos… ¡Y están muy arraigados! En este artículo aprenderás cómo cambiar de hábitos sustituyendo los malos (fumar, sedentarismo, mala dieta, pereza…) por los hábitos sanos que siempre has querido tener.
Tomar el control de tu vida
Para cambiar de hábitos: Desecha las malas costumbres
Si quieres ser más feliz tienes que tomar el control de tu vida. Y eso requiere deshacerte de un montón de hábitos negativos que te están impidiendo conseguir tus objetivos en la vida:
- Hábitos insanos muy concretos como fumar o comer muchos dulces,
- Ciertos hábitos más generales como una vida sedentaria o mantener un alto nivel de estrés.
- Algunos hábitos emocionales como los miedos, la timidez, la pereza…
¿Cómo quieres que sea tu vida?
Como dijimos en el primer artículo de esta serie:
Tener claro un objetivo supone más del 50% de haberlo cumplido. Porque sólo cuando sabes lo que quieres conseguir puedes diseñar una estrategia efectiva para llevarlo a cabo.
Una vez que tienes claro lo que quieres, el siguiente paso es convertirlo en una decisión. Si no das ese paso, tu objetivo será un simple deseo, algo que te gustaría que pasara, como quien quiere que le toque la lotería. Y para hacerlo más fácil aún, piensa en cómo puedes convertir esa decisión en un hábito.
Imagina que quieres dejar de fumar.
- Conviértelo en una decisión: No fumar.
- Es duro decidir no fumar una y otra vez, un día tras otro, tras otro… Así que piensa en cómo puedes convertir no fumar en un hábito.
Y pronto verás que el nuevo hábito de no fumar choca con tu antiguo hábito de fumar. Hoy vas a aprender a cambiar de hábitos por el siguiente motivo:
La fuerza de los hábitos
En el artículo anterior estuvimos hablando de cómo tener motivación para cambiar. Por supuesto, la motivación es crucial, es la gasolina que nos impulsa cada día a querer mejorar. La buena noticia es que los hábitos reemplazan a la motivación:
Una vez que hayas conseguido instalar un hábito, no necesitarás motivación ni fuerza de voluntad para seguir haciéndolo. Porque los hábitos son comportamientos que realizamos de manera automática.
Vamos a ver el proceso en detalle:
Cómo cambiar de hábitos
1. Convierte tu decisión en un hábito
Si no la tienes hecha del primer webinar, haz una lista con los objetivos que quieres conseguir en tu vida.
Imagina que en esa lista escribes:
- Dejar de fumar.
- Cambiar de trabajo.
- Ponerme en forma.
Ahora piensa en qué hábitos te permitirían cumplir esos objetivos. Por ejemplo:
- Dejar de fumar: Hábitos desestresantes.
- Cambiar de trabajo: Salir de mi zona de confort, hacer networking, ser más valiente, buscar ofertas de trabajo…
- Ponerme en forma: Salir a correr, ir al gimnasio, jugar al tenis…
2. Encuentra el mal hábito anterior
Los seres humanos somos criaturas de hábitos. Son un mecanismo muy útil para ahorrar energía. ¿Te imaginas tener que recordar cada mañana que tienes que ducharte, vestirte, lavarte los dientes, desayunar…? Hacemos todas estas cosas casi sin pensar, porque así nos evitamos tener que andar decidiendo una y otra vez cada detalle de nuestra vida.
Y esto es igual tanto para los hábitos buenos (como lavarse los dientes) como para los hábitos malos (como fumar). De manera que cuando queremos cambiar un hábito, nos encontramos con una inercia muy fuerte que nos cuesta sustituir en la nueva dirección que queremos.
Así que el método más eficaz para luchar con esa inercia es ¡tener muy claro cuál es! Observa entonces la lista que acabas de hacer con los hábitos nuevos y piensa en cuál es el hábito negativo que tienes ahora mismo y te obstaculiza el cambio. Si seguimos con los ejemplos anteriores:
- No tengo hábitos desestresantes precisamente porque tengo hábitos estresantes: Me organizo mal, intento hacerlo todo a la vez, no sé desconectar del trabajo…
- Estoy acostumbrado a vivir en mi zona de confort y a ver vídeos en YouTube en lugar de ponerme a buscar ofertas trabajo.
- Veo mucho la televisión, voy en coche al trabajo, siempre tomo el ascensor…
3. Convierte esos hábitos generales en concretos
Cuando nos enfrentamos a decisiones o hábitos generales como «no fumar» nos es muy difícil pensar en una estrategia realmente efectiva.
Sí, vale, tengo claro qué tengo que hacer, pero ¿cómo lo voy a conseguir en cada una de las situaciones de mi vida?
Y por eso cuesta tanto cambiar de hábitos, porque tenemos claro el objetivo (por ejemplo, no fumar), pero nos cuesta convertirlo en un hábito constante en nuestra vida. En el segundo artículo de esta serie estuvimos viendo que una de las mejores maneras de conseguir algo es dividirlo en pequeños esfuerzos muy concretos y fáciles de realizar. Es la filosofía japonesa del Kaizen que vamos a emplear aquí de la siguiente manera:
Si el mal hábito que quieres cambiar es fumar, piensa en las situaciones en las que fumas habitualmente:
- Los descansos de salir a fumar en el trabajo.
- Las veces que estoy con mucho estrés.
- Hacer poco ejercicio físico, porque si hiciera deporte ese rato no estaría fumando y además la sensación de respirar mientras hago ejercicio es mucho más agradable cuando no fumas.
Y ahora piensa en un hábito sano que te permitiría cumplir tu objetivo en cada una de esas situaciones:
- Temporalmente no salir con los compañeros que fuman, sino dar un paseo.
- Gestionar mi estrés con eficacia, meditar, escuchar música…
- Hacer ejercicio.
Son estos últimos los hábitos con los que vas a poder conseguir tu objetivo, en el ejemplo no fumar. Como ves es mucho más fácil pensar en salir a dar un paseo que tener que tener que estar aguantando las ganas de fumar. Y esto es porque en general es mucho más fácil hacer otra cosa que no hacer algo.
4. Cambiar de hábitos negativos
Está claro lo que tienes que hacer, ¿verdad? En las dos listas anteriores:
- En lugar de salir a fumar, salir a pasear.
- Cuando notes estrés: meditar o escuchar música.
- Empezar a hacer ejercicio físico.
Y para implantar estos nuevos hábitos de una manera eficaz tienes que hackear tus hábitos negativos comprendiendo lo siguiente:
Un hábito es comportamiento que tiene un desencadenante y una recompensa. Estamos tan apegados al comportamiento porque queremos la recompensa que nos proporciona.
El esquema general sería:
Situación desencadenante → Comportamiento (hábito) → Recompensa.
Por ejemplo:
Mis compañeros salen a fumar → Fumo → Descanso del trabajo.
Vamos a aprovechar esto para cambiar el comportamiento pero dándonos la misma recompensa u otra similar. Por ejemplo:
- Mis compañeros salen a fumar → Me doy un paseo → Descanso del trabajo.
- Siento estrés → Fumo Medito → Me relajo.
- Estoy sentado en el sofá → Fumo Salgo a correr → Me siento vivo.
Y así con cada uno de las situaciones en las que tenías en hábito de fumar.
Cómo cambiar de hábitos: El webinar
Si quieres ampliar todo lo que has aprendido en este artículo y conocer más estrategias, herramientas y ejemplos, te invito ver este webinar que di en directo en YouTube.
La ventaja del webinar es que lo explico con voz hablada y también podrás escuchar las respuestas y ejemplos de las personas que participaron en directo. Esto último siempre ayuda a comprender mucho mejor estas estrategias y saber cómo aplicarlas.